En la mayoría de los edificios antiguos y en gran parte del patrimonio monumental no existe un aislamiento de base suficiente contra las humedades ascendentes por capilaridad. Los muros absorben la humedad del suelo por los poros y capilares, evaporándose finalmente a la atmósfera. El agua proveniente del subsuelo contiene sales disueltas. A medida que se evapora, las sales disueltas cristalizan, degradando la mampostería, el revoco y la pintura.

Muchos métodos se han probado para intentar ocultar la humedad. Estos se traducen en un intento de impermeabilizar los muros y su superficie. En el mejor de los casos se consigue esconder temporalmente la humedad, pero la consecuencia real no es otra que “el efecto chimenea”, que hace subir aún más la humedad por la pared. Así no se soluciona el problema sino que agrava y se encarece la solución por la necesidad de volver a abordar el problema. La electro-ósmosis se define como el movimiento de un líquido bajo la influencia de un campo eléctrico, a través de una pared porosa. El agua fluye desde el polo positivo hacia el polo negativo.

Uso de titanio puro primer grado de 2mm, para el cableado que conectan los ánodos. Este cableado está recubierto con una capa de platino que forman los ánodos.